Helados saludable

La mayoría de los helados que se venden en los supermercados son productos muy grasos y que hay que limitar su ingesta no solo en los adultos sino en los niños. Esto me hace preguntarme: ¿Cuánta cantidad a la semana es perjudicial? Y buscando mejores alternativas, ¿Qué helados debemos elegir para ofrecer a nuestros niños? ¿Se pueden hacer en casa de forma más sana? ¿Cómo?

Además su valor nutricional de los helados varia según su composición. Se pueden distinguir principalmente cinco tipos de helados:

  • Los de leche (elaborados a partir de leche, entera o desnatada); los de crema (preparados con leche pero a los que se les añade crema de leche o manteca, que los hace ser más calóricos y cremosos)
  • Los de hielo (su base es el agua, por lo que tienen menos calorías, aunque suelen tener un mayor aporte de azúcares)
  • Los postres helados (se les añaden frutos secos, chocolate, siropes, bizcocho, alcohol, etc., por lo que tienen un aporte extra de calorías)
  • Los helados especiales (elaborados con edulcorantes no calóricos o con fructosa), que pueden ser consumidos por personas diabéticas, y algunos, además, están exentos de grasas.

Por tanto el helado puede formar parte de una dieta equilibrada y sana, siempre que se tome en las cantidades adecuadas y sin abusar de él. Es importante que, cuando se consuma, el resto del menú tenga un aporte energético moderado para no superar las calorías recomendadas, tomarlo en sustitución de otro alimento (por ejemplo un postre lácteo) y no ser un alimento añadido al menú habitual.


Sin embargo habrá que individualizar su conveniencia o no, ya que por ejemplo puede ser un alimento muy apropiado y nutritivo para los niños inapetentes o para los ancianos desnutridos, especialmente los helados que tengan leche como componente principal, pero deberán evitarse en los obesos. También puede ayudar a promover un consumo adecuado de fruta en el niño, si se lo damos como acompañamiento de la misma.

En definitiva los helados ideales son los elaborados en casa, pero en el caso de que sean comprados son preferibles aquellos de marcas conocidas, de pequeño tamaño, elaborados con leche desnatada, edulcorados en vez de azucarados, con emulsionantes naturales, con poca grasa y preferiblemente que ésta sea de origen lácteo.

Los niños, si no tienen sobrepeso, pueden tomar helados en vez de otros postres, pero no es aconsejable que formen parte rutinaria de su dieta siempre. Es preferible que sea solo en temporadas, evitando su consumo exagerado y controlando el exceso de calorías totales de la dieta. Se deben alternar los helados cremosos con los de hielo, como son los polos, los sorbetes o los granizados.

Cuando se utilicen helados de marca, es conveniente leer la etiqueta antes de comprarlos y fijarse sobre todo en la cantidad de grasa que contienen y que no debe superar el 12%. Es preferible elegir aquellos en los que esa grasa provenga de la leche, comprobando que no lleven manteca, ni aceite de palma o de coco parcialmente hidrogenados, ya que estas grasas potencialmente elevarán el colesterol LDL o colesterol «malo».

Por supuesto que la mejor opción será la de consumir helados hechos en casa, utilizando los ingredientes que más se ajusten a nuestros gustos y a las necesidades nutricionales que se quieran cubrir.

Una receta para hacer polos, por ejemplo de kiwi, sería:

  • 200 gr. de kiwi
  • 100 ml. de agua
  • 1 cucharada de azúcar
  • 1/2 sobre de gelatina sin sabor

Se mezcla la fruta con el agua y el azúcar y se añade la gelatina, se coloca la mezcla en los moldes y se mete en el congelador durante al menos tres horas. Si se quieren elaborar helados cremosos, la opción es añadir leche y yogur a la fruta, para dar más sabor y espesar la mezcla.

También se puede añadir huevo, que aporta más proteínas y otorga una consistencia más cremosa. Una receta simple para hacer un delicioso y nutritivo helado de melocotón tendría los siguientes ingredientes: dos tazas de leche evaporada desnatada, una taza de leche desnatada, una taza de azúcar (o edulcorante), un huevo batido, una cucharadita de esencia de vainilla y dos melocotones picados. Se mezclan las leches, el huevo, el azúcar y la vainilla hasta hacer una masa homogénea. Después se añaden los melocotones picados y se mete todo en el congelador al menos una hora antes de servir.

Es una merienda muy completa para los niños, ya que toman fruta, lácteos y huevo en una sola ingesta pero sin pasarse de calorías.

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