Pasear por la arena de la playa aporta una gran cantidad de beneficios al corazón, los nervios, los músculos e incluso a la belleza corporal, además de ser un ejercicio que puede ayudar a relajarnos. Tiene efectos positivos para el sistema cardiovascular, nervioso y muscular y para nuestros pies, una de las zonas con más terminaciones nerviosas de nuestro cuerpo, y que se estimulan al pisar la arena descalzos.
Además, la humedad del mar y su baja presión son factores que facilitan una mejor recepción de oxígeno. Estos paseos disminuyen la ansiedad y el estrés y reducen las tensiones corporales y el negativismo aumentando la tolerancia al estrés.
Para el sistema muscular, caminar por la arena es un ejercicio que hace trabajar nuestros músculos, especialmente los de las piernas, fortaleciendo los huesos, articulaciones y tonificando la musculatura, es como si estuviéramos caminar dentro del agua.
Alivia los problemas vasculares, de varices y edemas realizando una compresión sobre toda la planta del pie facilitando el retorno venoso y así mejorando la hinchazón de las piernas.
La playa, sinónimo de relajación
Realizar estos recorridos puede servir además para relajarnos y evadirnos de nuestra rutina y de los problemas del día a día. Los paseos por la arena están recomendados para cualquier edad, siempre y cuando se haga con moderación además, mejora notablemente la circulación.
Pasear por la orilla
Como cualquier actividad física que realizamos en verano, hay que evitar pasear por la playa en las horas de más calor, aprovechando las primeras horas del día o en las últimas de la tarde. Si la temperatura ambiental supera los 30ºC y la humedad es igual o superior al 80 por ciento, no es recomendable realizar ejercicio físico debido a que el cuerpo en estas condiciones no elimina bien el calor producido durante la actividad.
Las olas masajean nuestros pies y mejoran la circulación
El mejor tipo de arena para realizar los paseos por la playa es la mojada, ideal para comenzar y precalentar las extremidades, ya que las olas masajean los tobillos y ayudan a estimular más la circulación. Debemos acudir previamente a nuestro podólogo para revisión de la extremidad inferior que nos determinará si existen lesiones previas para la práctica de ejercicio en la época estival ya que estos paseos puede agravar la sobrecarga o lesión que tengamos.